Que las relaciones entre los médicos de Atención Primaría y los médicos de la Urgencia Hospitalaria es con frecuencia difícil es un hecho que se da en cualquier lugar de la geografía, pues el medico de la urgencia tiende a valorar que las derivaciones hechas por el médico de Atención Primaría no son adecuadas en un número importante de casos, y que esta esta motivada por la "desgana" del médico de primaria o por "querer quitarse el marrón de encima", como vulgarmente se oye decir. La experiencia de trabajo en diferentes lugares nos lleva a pensar que esta percepción es mayor entre los médicos de la urgencia de nuestro hospital de referencia. Esta deducción la obtenemos los médicos de atención primaría de la información que con frecuencia nos trasmiten nuestros pacientes en la consulta. Así estos informan a su médico de los comentarios peyorativos que han realizados sobre ellos. Si bien el Dr. House nos tiene acostumbrados a oír "los pacientes mienten", no parece ser este el caso, mas bien diríamos que con frecuencia estos cuentan menos de lo que oyen, por lo que solemos llamar "vergüenza ajena", no atreviendose a verbalizar lo que le han dicho en la urgencia del hospital respecto a la "incompetencia" de su médico de cabecera, al cual con una alta probabilidad ni conoce. Ni que decir tiene que estos comportamientos son contrarios a la Ética profesional. Los médicos, como en otras profesiones, y ya desde los tiempos de Hipócrates y posteriormente Maimonides, tienen la obligación de actuar conforme al Código de Deontología Médica, el cual en su articulo 37.2 dice: Los médicos deben tratarse entre sí con la debida deferencia, respeto, lealtad, sea cual fuere la relación jerárquica que existe entre ellos. Tienen la obligación de defender al colega que es objeto de ataques o denuncias injustas. articulo 37.3 dice: Los médicos se abstendrán de criticar despectivamente las actuaciones de sus colegas. Hacerlo en presencia de sus pacientes, de sus familiares o de terceros es una circunstancia agravante. Articulo 38.3 dice: las discrepancias entre los médicos no han de propiciar su desprestigio público. Se evitará el daño o el escándalo, no estando justificadas las injurias a un colega. Se evitarán las polémicas públicas; las divergencias se resolverán en el ámbito profesional o colegial. Articulo 37.1 dice: La confrontaternidad entre los médicos es un deber primordial y sobre ella sólo tienen preferencia los derechos del paciente.
Articulo 2.1 dice: Los deberes que impone este Código, en tanto que sancionados por una Entidad de Derecho Público, obligan a todos los médicos en el ejercicio de su profesión, cualquiera que sea la modalidad en la que la practiquen. Articulo 2.2 dice: El incumplimiento de algunas de las normas del este Código supone incurrir en falta disciplinaria tipificada en los Estatutos Generales de la Organización Médica Colegial, cuya corrección se hará a través del procedimiento normativo en ellos establecido.
No olvidar que antes que todo está el paciente pues ¿que beneficio recibe este al oír descalificaciones gratuitas hacía otro médico?, máxime si este es su médico de cabecera que es la persona en quien deposita a menudo su confianza y no duda que el mismo actúa en todo momento procurando su mayor beneficio y ante todo no causar daño (Primum non nocere) de manera voluntaria, pues este principio es el primero y mas antiguo de todos los principios éticos que rigen la actuación de todo médico.
Sin querer entrar en detalles de sentencias judiciales, recordar que en muchas ocasiones, las sentencias contrarias al médico se deben no a malos resultados en la actuación (salvo que se demuestre mala praxis), sino a que estos puedan haberse derivado de no haber puesto a disposición del paciente los medios necesarios, cuando estos estaban al alcance del médico responsable del caso.
Los protocólos de atención a los problemas de salud mas frecuentes están consensuados y cada nivel asistencial esta obligado a actuar conforme a la sospecha diagnostica y garantizar que la atención médica que recibe el paciente se adecua al mismo.
Es sobre esta base de entendimiento entre niveles asistenciales, de respeto y cordialidad sobre la que hay que trabajar, asumiendo cada uno la responsabilidad que le compete y no olvidando nunca que el actor principal y quien debe ser receptor del mayor beneficio es el paciente. Mantener las aptitudes actuales solo conduce al desprestigio profesional de unos y otros y a generar una mayor incertidumbre en el paciente que lo llevará a desconfiar en la atención que recibe.
Sin duda alguna, seguirá habiendo derivaciones a la urgencia hospitalaria no lo suficientemente argumentadas, seguirá habiendo informes de alta hospitalaria que no se orientan a la resolución del problema principal por el que el paciente consulta y visitas no justificadas por parte de los usuarios a los servicios de urgencias, pero si todos trabajamos en la misma dirección podremos seguir diciendo que el sistema de salud español es el mejor del mundo.